viernes, 23 de junio de 2017

Observan de cerca y de lejos, para buscar futuros hogares en el universo.


La Tierra es un planeta maravilloso, y el unico donde por los momentos los seres humanos puedan vivir, pero somos una raza en crecimiento constante y nuestro mundo madre pronto no tendra suficientes recursos para mantenernos a todos, por ende debemos pensar que hacer para el futuro.

La respuesta para muchos profesionales de la ciencia, es la de comenzar a viajar hacia las estrellas de nuestra galaxia, para buscar otros sistemas estelares que posean mundos como el nuestro, esta es una labor dificil, ya que son muchas las condiciones que tendria que tener ese planeta para poder ser "Terraformado"y ofrecernos la posibilidad de vivir en el con seguridad y bienestar.

Miramos a traves de nuestros telescopios buscando respuestas y son muchas las que podemos encontrar. Dentro de nuestro propio sistema solar es mucho lo que nos falta por descubrir. Hoy se observan fenomenos interesantes, un ejemplo de ello es un desconocido objeto (otro) de «masa planetaria» podría estar ocultándose en los bordes exteriores de nuestro Sistema Solar, según afirma un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona tras analizar las órbitas de varios planetas menores. El nuevo objeto, a no confundir con el famoso «Planeta 9», anunciado en 2016 pero aún no descubierto, estaría mucho más cerca de nosotros que ese otro hipotético mundo aún sin confirmar. El trabajo acaba de publicarse en la revista Astronomical Journal.

En el estudio, Kat Volk y Renu Malhotra, ambos del Laboratorio Planetario y Lunar de la Universidad de Arizona, presentan evidencias muy convincentes de la existencia, más allá de Neptuno, de un cuerpo planetario (que tampoco ha sido observado todavía), con una masa que estaría comprendida entre la de la Tierra y la de Marte.



El misterioso objeto, según los autores de la investigación, ha revelado por ahora su presencia solo a través del control que ejerce sobre los planos orbitales de una población de rocas espaciales conocida como KBOs, u objetos del Cinturón de Kuiper, en las gélidas regiones externas de nuestro Sistema Solar.

Mientras que la mayor parte de los KBOs (que son los escombros sobrantes de la formación del Sistema Solar) orbitan alrededor del Sol con unas inclinaciones orbitales que no se salen del promedio de lo que los astrónomos llaman «el plano invariable» de nuestro sistema planetario, los objetos más distantes del cinturón de Kuiper se comportan de un modo muy diferente.

De hecho, Volk y Malhotra descubrieron que sus órbitas se inclinan, como media, hasta unos 8 grados con respecto del plano invariable. En otras palabras, algo de origen desconocido está alterando el plano orbital promedio en el sistema solar exterior.

«La explicación más probable para nuestros resultados -explica Volk, autor principal de la investigación- es que ahí se oculte una masa nunca vista hasta ahora. Según nuestros cálculos, se necesita algo que sea por lo menos tan masivo como Marte para causar las desviaciones que hemos observado».

Pero no solo tenemos quizas a este cuerpo dentro de nuestro propio vecindario, como quizas hayan muchos mas por descubrir, sino tambien muy cerca, hay quizas muchisimos mas...

La NASA ha ampliado este lunes su catálogo de exoplanetas, planetas situados en estrellas más allá del Sol, con la publicación de 219 nuevos cuerpos. Tal como anunció la agencia espacial estadounidense, en una rueda de prensa celebrada en el Centro Ames de Investigación, en California (EE.UU.), diez de estos 219 exoplanetas podrían tener una temperatura compatible con la presencia de agua en superficie y, por tanto, algunas de las condiciones necesarias para albergar vida.

Con esta ampliación, la NASA elevó hasta 4.034 el número de posibles exoplanetas descubiertos por el telescopio espacial Kepler, 50 de los cuales parecen tener un tamaño similar a la Tierra y podrían tener agua en superficie. Sin embargo, todos estos son solo candidatos a exoplanetas hasta que nuevas observaciones confirmen su presencia. Hasta el momento, solo se ha verificado la existencia de 2.335 exoplanetas, y solo 30 de estos podrían albergar agua.
Dos poblaciones de planetas

El catálogo se ha elaborado gracias a cuatro años de observaciones llevadas a cabo por el telescopio espacial Kepler en una pequeña franja del cielo de la constelación del Cisne. Estas últimas observaciones son muy relevantes para comprender cómo es el «vecindario» de los planetas de la Vía Láctea. Gracias a ellas, se sospecha que la mitad de los exoplanetas pequeños son rocosos y normalmente tienen un tamaño un 75 por ciento mayor que el de la Tierra. La otra mitad está formada por planetas gaseosos, que capturan importantes cantidades de helio e hidrógeno del espacio y que resultan ser un poco más pequeños que Neptuno.

«Comprender la frecuencia de los planetas en la galaxia ayudará a diseñar las futuras misiones de la NASA para buscar directamente otra Tierra», dijo Mario Pérez, científico de la División Astrofísica del Directorado de Misiones Científicas.

De hecho, tal como dijo Susan Thompson, investigadora del telescopio Kepler y científica del Instituto de Búsqueda de Vida Inteligente (SETI), «este cuidadoso catálogo es el primer paso para contestar directamente a una de las preguntas más importantes de la astronomía: ¿cuántos planetas como la Tierra hay en la galaxia?».



Una vez que contestemos esta pregunta, surgiran de seguro otros cuestionamientos importantes, como ¿Que necesitamos para llegar a ellos? como desarrollaremos la tecnologia para alcanzar la meta? Cuantos recursos se necesitaran? Yo considero desde mi humilde punto de vista que sera mucho mas facil conseguir las soluciones para desarrollar la tecnología, unas vez consigamos los puentes para el entendimiento politico y social en la humanidad, ya que lo que mas detiene el avance del progreso humano, son nuestros paradigmas sociales, los cuales deberan flexibilizarse para que esta raza "Humana"pueda sobrevivir en la galaxia.

Por Alexis A Hernández
Fuentes: ABC Ciencia.

martes, 20 de junio de 2017

China esta desarrollando construir el mas grande acelerador de particulas del planeta.


Desde hace décadas, un comité internacional facilita los contactos entre países para crear los aceleradores de partículas del futuro. La mayor de estas máquinas, el LHC de Ginebra, ha permitido descubrir el bosón de Higgs, la partícula que completa la definición de la materia convencional, de la que está hecha todo cuanto vemos y tocamos en nuestro día a día, las proteínas y los genes que nos mantienen vivos, así como los billones de planetas y estrellas que hay en el universo. Pero toda esa materia supone menos del 5% de todo el cosmos. Para conocer de qué está hecho el resto hay que construir nuevos aceleradores de partículas más potentes y caros.

Uno de los proyectos más avanzados es el Colisionador Lineal Internacional (ILC), que se construiría en Japón. En su concepción original podría producir partículas de materia oscura, que supone el 24% del universo y nunca ha sido observada, pero el proyecto afronta importantes recortes.

En la última reunión del comité de futuros aceleradores ICFA, celebrada la semana pasada en el Instituto de Física Corpuscular de Valencia, Masanori Yamauchi, director general del laboratorio de física de partículas de Japón (KEK), ha presentado al resto de países miembros un plan para recortar la potencia del nuevo acelerador a la mitad y ahorrar en torno a un 40% de su coste, de unos 8.000 millones de euros. Japón cree que esta es la forma de salvar el proyecto y comenzar las negociaciones con otros países para pagar su construcción, aunque aún hay muchas dudas. “Los japoneses pensamos que la comunidad internacional debe pagar la mayor parte del acelerador y la comunidad internacional piensa justo lo contrario”, reconoce Yamauchi.

En su país, el mismo ministerio financia la ciencia y el deporte, además de la cultura y la educación, lo que ha tenido un impacto directo en las investigaciones del KEK. El organismo está recortando el tiempo de operación de sus aceleradores en torno a un 10% al año para ahorrar debido a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, explica Yamauchi con resignación. Esta situación “está afectando negativamente a la investigación de física de partículas” en el país, reconoce, pero el problema se ve con optimismo, dado que se espera que, pasado el evento deportivo, el ILC se convierta en el buque insignia del ministerio y reciba una fuerte inyección de dinero.


El ILC reducido funcionaría a la mitad de potencia, 250 GeV, y sería una "fábrica de Higgs". Su objetivo principal no sería tanto la materia oscura como producir los bosones ya conocidos, eso sí, con mucha más limpieza que el LHC para profundizar en el conocimiento de sus propiedades, ya que aún queda por determinar si es una partícula fundamental o compuesta o si hay más de un bosón de Higgs. En un futuro indeterminado, el acelerador podría ampliarse para alcanzar el doble de potencia.

Europa y EE UU esperan a que Japón haga un anuncio oficial de que pretende construir el acelerador, lo que se espera para 2018 o 2019, explica Grahame Blair, director de programas del Consejo de Instalaciones de Ciencia y Tecnología de Reino Unido. Blair afronta una situación no menos paradójica que su colega nipón, pues preside el organismo internacional que aglutina a las agencias financiadoras de cara a nuevos aceleradores lineales en representación de Europa, justo cuando su país planea abandonar la Unión Europea. El británico admite que “aún no se sabe cómo el brexit va a afectar a la ciencia en Reino Unido”. El Gobierno de Theresa May aún debe “nombrar muchos cargos y simplemente no sabemos lo que va a pasar”, reconoce.


En una incertidumbre similar está Abid Patwa, del Departamento de Energía de EE UU. El pasado miércoles participó en la reunión a puerta cerrada de las agencias financiadoras, donde se exploró cómo “acomodar unos presupuestos planos en casi todos los países, con el proyecto de diseñar” el ILC y otros aceleradores futuros, explica. Donald Trump ha arremetido contra la ciencia del cambio climático y ha agitado bulos sobre las vacunas, pero sus planes en la exploración de los grandes enigmas del universo son aún un misterio. En 2014, un panel de científicos que asesoraba al Gobierno de Obama estableció cinco grandes prioridades para los próximos 10 años. La primera era seguir investigando en bosón de Higgs. Además, se pretende aclarar el misterio de la masa de los neutrinos, estudiar la materia oscura y aclarar la aceleración del universo, probablemente empujado por la energía oscura. Por ahora, el equipo de transición de Trump no ha dicho nada sobre este plan, ni cuál será su estrategia para este campo del conocimiento, reconoce Patwa.

Entre tantas dudas, China sigue adelante con un ambicioso plan que amenaza con arrebatarle al CERN Europeo el liderazgo mundial en física de partículas. Jie Gao, del Instituto de Física de Altas Energías, explica que su país planea construir un acelerador de partículas de 100 kilómetros de circunferencia, unas cuatro veces mayor que el LHC, y que abarcaría en su circunferencia un territorio superior a la ciudad de Madrid. El proyecto rivaliza con otro casi idéntico del CERN. La primera fase del proyecto, un colisionador circular de electrones y positrones, también se solapa con el ILC. Empezaría a funcionar en 2030, explica Gao. Después usarán el mismo túnel subterráneo para albergar un colisionador de protones de 100 kilómetros que estaría listo en 2050, explica el físico chino, cuyas explicaciones ejemplifican la forma de hacer las cosas en la primera economía del mundo, según algunos baremos. “En el último Plan Quinquenal hay una frase que dice que China debe promover y sostener un gran proyecto internacional en ciencia, sin mencionar cuál”, explica Gao. El nuevo acelerador “encaja muy bien” con esa directriz, añade el chino. En el país más poblado de la Tierra, construir la mayor máquina de la Tierra sería en realidad muy asequible. “El coste per cápita es incluso más barato que el primer colisionador de partículas que se construyó en China en los ochenta”, explica. Gao espera que el Gobierno comprometa fondos para su diseño detallado a partir del próximo año. El físico resalta que este tiene que ser un proyecto en el que participe la comunidad internacional. “Creo que China puede hacerse cargo del 70% del proyecto”, asegura.

Mientras, el CERN sigue adelante con sus propios estudios “de aceleradores lineales y circulares”, asegura Fabiola Gianotti, directora general del laboratorio, que se muestra muy diplomática sobre los amenazadores planes chinos. “Es muy agradable ver que en varias regiones del mundo hay interés por los aceleradores de partículas”, señala.

La última esperanza de Europa en esta carrera será su capacidad de innovación. El veterano físico Lynn Evans, director de colisionadores lineales del CERN y uno de los padres del LHC, es muy escéptico de que la potencia asiática pueda desarrollar por su cuenta las nuevas tecnologías necesarias para cuadruplicar la potencia de los aceleradores actuales. “Nos llevó 15 años construir el LHC”, y “puede que se tarde 50 años” en construir un acelerador de 100 kilómetros, “nosotros no lo veremos funcionando”, sentencia.

Fuente: (El País, España)

lunes, 19 de junio de 2017

Fundar fábricas en otros planetas: La nueva apuesta de la raza humana


Tras anunciarse el hallazgo en 2013 de un exoplaneta a solo 4,3 años luz de distancia de la Tierra, se ha revivido la posibilidad de encontrar vida extraterrestre y extender la presencia de los seres humanos en el universo.

Un informe publicado en el portal del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) explica que el Próxima B se suma a una lista de más de 3.500 exoplanetas identificados por el hombre.

De hecho el primero de ellos, de acuerdo al especialista Alice Hazelton, fue descubierto hace unos 20 años. Lo que ocurre es que nunca antes había sido identificado un exoplaneta tan cerca a la Tierra.

A pesar de que la industria aeroespacial aún tiene ciertas limitantes en materia de tecnología, los investigadores plantean que sería posible llegar al Próxima B en los próximos años cuando se desarrollen las naves interestelares.

La ciencia ficción se queda corta frente a las pretensiones de los científicos, pues se ha discutido incluso que el Próxima B podría convertirse en el nuevo punto de expansión de la raza humana frente al deterioro ambiental del Planeta Tierra.

Precisamente, la organización Global Footprint Network informó que ya hemos consumido todos los recursos naturales de la Tierra para este año.

Además el Banco Mundial alertó que si se cumple el pronóstico de que la población mundial alcance los 9.600 millones de personas para el año 2050, se necesitarían cerca de 3 planetas Tierra para satisfacer la demanda de recursos.

Próxima B: Una nueva oportunidad

Los investigadores aseguran que este planeta se encuentra a 7 millones de kilómetros de la estrella Próxima Centauri, la cual tendría una intensidad lumínica menor a la del sol.

Además los científicos del Observatorio Espacial Austral (ESO, por sus siglas en inglés) explican que debido a sus condiciones y temperatura superficial estimada en 4°C, también habría la posibilidad de que se encontrara agua líquida.

Vale la pena mencionar que la geografía de este exoplaneta, cuya masa sería equivalente a 1,3 veces la del Planeta Tierra, sería rocoso y permitiría el asentamiento de comunidades.

Dadas estas características ha tomado fuerza en el ámbito académico la vieja premisa de impulsar una nueva ola de la industrialización con las llamadas fábricas en el espacio.

El experto en astrofísica y profesor emérito de la Universidad de Birmingham, Mike Cruise, aseguró en una reciente publicación difundida en WEF que se tiende a pensar que el espacio es el “patio de recreo de los científicos”.

Sin embargo, estima que en un futuro muy próximo la relación con el universo será cada vez más estrecha debido a los beneficios económicos que la raza humana obtendrá de él. 

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El experto expresó que este enorme y futurístico desafío podría ser asumido con actividades industriales innovadoras de las llamadas fábricas en el espacio, las cuales incluso podrían aprovechar la cantidad mínima de gravedad.

Y es que la falta de gravedad, según explica el experto, permitiría el surgimiento de los llamados cristales de proteína, lo cuales son importantes en la lucha contra el cáncer.

A pesar de que “nuevos materiales pueden ser fabricados en gravedad cero para exhibir propiedades nuevas y útiles, según lo relata Mike Cruise, la industrialización en el espacio aún resulta ser insostenible.

La razón principal por la que las fábricas en el espacio no pasan de ser una ilusión es justamente por los elevados precios de transportar los materiales y el equipo necesario para llevar a cabo las tareas.

“De hecho, cualquier artículo procesado en el espacio resulta ser demasiado caro como para crear un negocio viable en la Tierra”, destaca Mike Cruise en un su informe publicado en WEF.

Pese a todos los pronósticos, un sector del ámbito científico aún defiende la hipótesis de que incluso los seres humanos podrían realizar minería en el espacio a gran escala como lo sueña la firma Deep Space Industries (DSI).

Esta compañía quiere convertirse en un referente en los negocios del futuro y por ello se ha propuesto colonizar el espacio para poner en marcha la minería de asteroides por medio de la utilización de sondas.

Esta sería una alternativa interesante si se tiene en cuenta que, según cifras publicadas por la National Geographic, en el universo hay unos 9.000 asteroides que están relativamente cerca al planeta Tierra y que además contienen valiosas propiedades. 

La National Geographic estima que en los asteroides, empresas como DSI podrían hallar elementos como oro y platino, aunque en la exploración de este mercado futurista podrían toparse hasta con hierro o agua.

Por ahora el proyecto avanza a media marcha pues a pesar de la cercanía que tiene el exoplaneta Próxima B, aún está lejos de nuestro alcance. Sin embargo, el científico Stephen Hawking y el empresario Yuri Milner avanzan en el diseño de una moderna nave espacial que estaría propulsada por láser.

Alice Hazelton afirma en su documento que esta aeronave, que saldría a la luz en las próximas décadas, podría alcanzar el 20% de la velocidad de luz, con lo cual se demoraría unos 20 años en llegar a Próxima B. ¿Podremos los seres humanos comenzar una ‘nueva vida’ en otro territorio o tendremos que comenzar por generar el cambio en nuestro propio planeta?

Fuente: BBC Mundo / Revista DINERO